Según este principio de inversión, se produce una diferencia de fuerza en dos etapas, que hace que se produzca la rotura de la probeta en longitud transversal sin que se deslice la probeta en el rodillo inferior y sin roturas en la sujeción. Para ello, se emplea un ensayo de tracción simple para calcular la fuerza y el alargamiento máximos. Los ensayos se representan con el típico diagrama de fuerza-extensión.
Con las mordazas con doble sistema de inversión, la probeta se coloca formando un bucle a través del rodillo conectado al captador de fuerza. A continuación, se pasará por el rodillo inferior y por un tercer rodillo, ajustable en altura. Después de pasar el doble hilo, se cuelga un peso tensor definido. Los tres rodillos se mueven en esta fase para compensar la variación de la extensión producida por el peso tensor añadido.
Las tres longitudes se ajustan al material que se va a ensayar. Finalmente, el doble hilo también se tensará con mordazas regulables en altura.
Tras cerrar las mordazas se bloquean los rodillos, de modo que se forman fuerzas de fricción entre los rodillos y la probeta que impiden que esta se deslice. El diámetro de los rodillos está proyectado de forma que la fricción generada no tenga ninguna influencia significativa sobre el resultado de medición.
Para tensar el doble hilo se emplean unas mordazas con fuerza de apriete constante, porque los materiales a ensayar, a menudo, se sueltan de la superficie de apriete.